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sábado, 22 de enero de 2022

SINÓNIMOS ENGAÑOSOS

 Sinónimos engañosos

Por

 David Figueroa Díaz

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22/01/2022

La gama de impropiedades en los medios de comunicación, y por supuesto en el habla cotidiana, es amplísima, y por eso es prudente de cuando en cuando refrescar conocimientos en función de contribuir con disipar las dudas.

Es frecuente encontrar textos en los que es notoria la falta de tilde, uso inadecuado de signos de puntuación, empleo incorrecto de verbos en gerundio y palabras con significado diferente del que tienen, como el caso de sendos y su correspondiente femenino, que muchos redactores descuidados usan como si fuese sinónimo de algo grande, inmenso, extraordinario.

La palabra sendos nada tiene que ver con lo que generalmente se le atribuye, pues simplemente significa uno o una para cada cual de dos o más personas o cosas: «La profesora nos dio sendos libros de regalo». El ejemplo indica que la profesora dio libros a cada persona, y no hay asomo de que los libros sean grandes, inmensos o extraordinarios. También abundan los casos en los que por mala costumbre u otra razón, usuarios de las redes sociales le colocan inicial mayúscula a toda palabra, lo cual se ha convertido en una especie de plaga. 

Estas son, grosso modo, las impropiedades más frecuentes, de lo cual he escrito en muchas ocasiones. Hoy voy a hablarles de algunas palabras que se usan de manera inadecuada, con base en el hecho de que son sinónimas.

De entrada, es menester señalar que la sinonimia de las lenguas no es perfecta, y por eso hay vocablos que, aun cuando son sinónimos, no podrán emplearse en el mismo contexto. 

Hace algunos días leí una publicación sobre un evento deportivo (softbol) anual que se celebra en Guanarito estado Portuguesa, Venezuela, en el que se les rendiría homenaje pos mortem (sic) a unos jugadores. Me llamó la atención, pues la nombrada frase latina es aplicable en casos en los que el cadáver de las personas merecedoras de tal o cual reconocimiento, no ha sido inhumado. 

En las fuerzas militares, policiales, bomberiles y otras similares, se estila otorgar ascensos al grado inmediatamente superior, a aquellos de sus miembros que han perdido la vida en el cumplimiento del deber. Tal ceremonia se cumple en capilla ardiente, en otra forma o lugar, pero siempre en presencia del cuerpo, del o de los fallecidos. Caso contrario, sería un homenaje póstumo, que al igual que pos mortem, comporta algo después de muerto; pero por la imperfección de la sinónima, cada una tiene un uso específico. 

En el caso del evento de Guanarito, sin dudas es un homenaje póstumo, habida cuenta de que el tiempo del fallecimiento no es el mismo que el escogido para reconocerles sus méritos.

En cuanto a alimenticio y alimentario, también sinónimos engañosos, ha habido dudas, y por ende impropiedades. Es común leer u oír bono alimenticio, para referirse a las compensaciones monetarias que los Estados asignan a sus trabajadores. Aquí es prudente aclarar que lo correcto es bono alimentario, toda vez que el bono no alimenta, sino lo se puede adquirir con él, a menos que exista algo que lleve ese nombre y pueda ingerirse como sustento. Alimenticio es lo que alimenta, y alimentario alude a los alimentos o  a la alimentación.

En tiempos de elecciones se ponen de moda, como es lógico, términos propios de esa actividad. Es frecuente oír que, por ejemplo, «a los venezolanos en el exterior no se les permitirá sufragar el voto». Quienes incurren en ese desliz no se han percatado de que sufragar y votar son sinónimos. Estimo que ambos términos no son engañosos, dado que están muy bien definidos. Ocurre que a muchas personas, con la intención de mostrar sus «grandes» conocimientos lingüísticos y orales, les encanta sufragar el voto.

Debe quedar que claro que sufragar es sinónimo de votar, y también significa pagar, cancelar, costear, etc. En el caso de comicios, o se sufraga o se vota; pero no las dos cosas a la vez, a menos que alguien dé o reciba una contribución monetaria por el voto. Allí podría decirse que «Fulano sufragó el voto de Mengano».

De la misma naturaleza son electo y elegido, usados indistintamente, sin caer en la cuenta de que tienen un uso para cada ocasión. Electo se le dice a la persona que ha sido favorecida con el voto, pero aún no ha tomado posesión; en tanto que elegido es cuando ya ha asumido sus funciones. El mismo criterio es aplicable para el caso de alguien que haya sido favorecido en una reelección. 


domingo, 9 de enero de 2022

LA PLAZA DE BOLÍVAR

 La plaza de Bolívar

Por


 David Figueroa Díaz

08/01/2022

Siempre he recalcado que los medios de comunicación ejercen un inmenso poder inductivo, que hace que todo lo que en ellos se diga o se escriba, mal o bien, tienda a arraigarse en el vocabulario. Por tal razón esa bondad no debe usarse de manera muy a la ligera, pues el resultado pudiera ser igualmente provechoso que dañino.


Es encomiable que muchos usuarios habituales de la expresión escrita y oral se esmeren por usarla de la mejor manera, y en tal sentido, constantemente lo demuestren con un vocabulario que día a día se enriquece. Eso es satisfactorio, pues es su obligación moral; pero existen casos en los que la intención no es sino una forma de aparentar que son personas muy cultivadas, muy instruidas, y de manera frecuente apelan a palabras y frases que por lo general desconocen.

Hoy les hablaré de la frase que sirve título a este artículo, que si bien es cierto no es muy común en el léxico de los venezolanos, vale la pena analizarla en virtud de disipar las dudas. Con este comentario espero satisfacer la inquietud de varios amigos que en reiteradas ocasiones me han pedido que escriba algo al respecto.

Escribir o decir la plaza de Bolívar no constituye ninguna impropiedad, toda vez que desde el punto de vista gramatical es perfectamente válida. Lo que inquieta a muchas personas, entre las que me incluyo, es que algunos locutores y otros que simplemente son usurpadores del noble oficio del micrófono, se empeñen en decir plaza de Bolívar y no plaza Bolívar, como se usa en Venezuela desde tiempos inmemoriales.

Si a esas personas se les pidiera una explicación sobre el porqué de su preferencia por la referida frase, no mostrarían ningún argumento sólido. Se limitarían a decir que «así se dice en Colombia». Yo les preguntaría: ¿y?

Es cierto que en el país neogranadino es común la plaza de Bolívar; pero eso no implica que en el resto de los países de habla hispana, especialmente en los que libertó el Genio de América, se deba imitar a los vecinos. Es como si a alguien en Venezuela o en otro país de Sudamérica  se le ocurriera decir que la forma  de segunda persona del plural es vosotros, porque así se dice en España.

Me parece una necedad el hecho de que en las instituciones educativas sigan empeñados en enseñar la conjugación castellana con la forma vosotros, que no estaría mal; pero no es propia de la identidad de los nacidos en la América hispana. Si en Venezuela, país caracterizado por el humor a flor de labios de su gente, a alguien se le ocurriera decir vosotros sois, en vez de ustedes son, lo más probable es que lo tilden de loco u homosexual, y con toda seguridad más de uno podrá decir que no lo conoce por loco.

Y no es que se deba cuestionar la referida forma, sino que así no hablan los bolivianos, colombianos, los ecuatorianos, los panameños, los venezolanos, con contadas excepciones que se localizan en ciertos estratos sociales de esos países en los que por razones protocolares y de otra índole, apelan a la forma castiza.

Volviendo a la plaza de Bolívar, es necesario señalar que la preposición «DE» indica varias cosas, por lo que es fundamental conocer cada uno de sus usos. Se emplea para  mostrar pertenencia o posesión: «El libro de Juan»; «El sombrero de Luisa»; «El azul del cielo»; «El poder del Rey». Materia: «mesa de madera»; «casas de cartón»; «techos de cinc»; «tubos de acero». Asunto: «libro de historia»; «laboratorio de química», «ciencias de la comunicación social»; «estándares de calidad». Cualidad: «gallos de raza». Origen o procedencia: «Vengo de casa»; «El joven aspirante es de familia humilde». Modo: «De pies, por favor»: Tiempo: «De noche todos los gatos son pardos». Aposición: «Calle de Alcalá». Realce de una cualidad: «El ingenioso de Pedro». Condición: «De haber estado allí, lo hubiera visto».

La plaza de Bolívar es una frase en aposición, asunto que seguramente ignoran muchos de los que la usan frecuentemente. Sobre aposición no voy a ahondar por ahora, pues ese asunto no lo manejo con facilidad, y además no es el tema principal de esta entrega.

Lo fundamental es tener presente que la plaza de Bolívar o Bolívar son dos formas correctas, y cada quien podrá usarlas en razón gusto. Sin embargo, es importante tener presente que, so pretexto de que en otro lado utilizan la preposición «DE», no es razón suficiente para que quieran imponerla, y eso, el querer imponerla, sí es lamentable.    


¡Rubio, el «hispano» del momento!

Por: David Figueroa Díaz   16/11/2024 La comidilla del momento en muchos estratos del ámbito...