Médico de Cabecera y Santo Sanador

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sábado, 21 de enero de 2023

¡Siempre es bueno dar un repaso! (2)

por     


 David Figueroa Diaz

 21/01/2023

La semana pasada, motiva por la alta frecuencia con que aparecen en los medios de comunicación social y se mantienen en el habla cotidiana, comencé un repaso sobre casos que comentó en reiteradas oportunidades, con la finalidad y el deseo de que los interesados ​​puedan disipar sus dudas.

Tanto la entrega anterior como la de hoy, tienen como destinatarios directos a los profesionales de la comunicación social y educadores, por tener ellos la responsabilidad moral de hacer un buen uso del lenguaje que utilizar. ¿O no?

Me han señalado como el sabelotodo del lenguaje y del periodismo, lo cual no es cierto, pues simplemente soy un aficionado del buen decir. Admito que en muchas ocasiones, por la vanidad natural que caracteriza a los seres humanos, ha habido momentos en los que a algunos les parece que pretende ser el non plus ultra; pero no es la generalidad.

Ahora, he dicho y siempre repito, que manejo con relativa facilidad el lenguaje escrito y oral, lo cual no implica que me crea «la mamá de Tarzán» de estos menesteres, como se les dice en Venezuela a las personas que se creen más que los demás. En el estado Zulia las llaman «la pepa del queso».

El sábado 14 se enero les hablé de lo lamentable que es el que muchos profesionales de la comunicación social y de la educación, por lo menos en mi país, tendrán una redacción pobre y además plagada de impropiedades, de las que podrían zafarse si valoraran el rol que les corresponde desempeñar ante la sociedad.

Es inadmisible que muchos de ellos no sepan distinguir entre «esta» y «está»; «este» y «esté», y cuando alguien les hace una observación, le echan la culpa al teléfono. Y tal como lo anuncié, les hablaré con más amplitud del gerundio; mostraré casos puntuales sobre los signos de puntuación, con especial énfasis en la coma.

El mal uso de los verbos en gerundio es quizás uno de los vicios más frecuentes en los medios de difusión masiva. Lo cuestionable es que quienes incurren en el despropósito, son personas a las que nadie se atrevería a tacharles una falta de esa naturaleza, por su alto nivel intelectual.

La manera más elemental de saber qué es un gerundio, es tener presente que son las palabras terminadas en «ando» y «endo». debe usar para expresar anterioridad, simultaneidad o posteridad casi inmediata a la acción que indica el verbo principal. Es frecuente leer u oír frases como: «Comencé mis estudios en 2013, terminando en 2016»; «Salió de su casa, llegando a trabajar media hora después»; «El homicida huyó, siendo atrapado por la Policía al día siguiente». Ese último ejemplo se ha convertido en una especie de comodín de muchos redactores de sucesos, que aparte de tener una pobrísima redacción, siempre incurren en las mismas impropiedades.

El gerundio encierra una noción de tiempo, que como lo señalé antes, debe ser anterior, posterior casi inmediata o simultáneamente con la que indica el verbo principal. Entonces, es menester reconocer la acción principal, pues eso arrojará luces que podrían ser útiles para el buen uso. Los tres casos muestran desconocimiento del asunto. La forma adecuada es: «Comencé mis estudios en 2013, y los terminé en 2016»; «Salió de su casa, y llegó a trabajar media hora después»; «El homicida huyó, y fue atrapado por la Policía al día siguiente». En ellos no hay simultaneidad, anterioridad ni posteridad casi inmediata; solo hay una marcada posteridad.

En cuanto a los signos de puntuación, la situación es interesante, pues la coma se ha convertido, como lo señalan en video didáctico que de cuando en cuando aparece en las redes sociales: en una especie en extinción. Solo por adivinación podrá entenderse lo que algunos desean expresar, motivado por la ausencia de ese importante signo.

Había estimado dedicar solo dos artículos al repaso de casos ya tratados; pero ante amables peticiones de lectores, que se han autodenominado asiduos seguidores de este trabajo de divulgación periodística, dedicaré otro.

Repasaré lo de la coma y volveré a hablarles de mayúsculas, minúsculas y de a, ha, he, halla, haya, aya y allá.


domingo, 15 de enero de 2023

¡Siempre será bueno dar un repaso! (1)

Por: David Figueroa Diaz 

14/01/2023

La gama de impropiedades en los medios de comunicación social y en el habla cotidiana es amplísima, y ​​por eso resultaría difícil abordar todos los casos. En los más de veinte años en los que me dedico a estos menesteres, he procurado mostrar los más comunes, en función de que las personas que usan la redacción como herramienta básica de trabajo, puedan apercibirse de los elementos que les permiten usar de mejor manera la expresion escrita y oral.

En cada ocasión he tenido el cuidado de mostrar ejemplos adaptados a la realidad del momento y desprovistos del rigor gramatical, que es el que infunde temor y aun terror. Es justo reconocer que cada día aumenta el interés por mejorar; pero no sé si en igual o mayor proporción aparecen las impropiedades, y por eso estimo prudente volver de cuando en cuando sobre casos ya tratados, con la finalidad de refrescar conocimientos y arrojar luces para que otros puedan disipar sus dudas.

En esa gran vitrina de vicios que se han enraizado en los medios de difusión masiva, los hay de diversos tipos: unos complicados y otros muy simples; pero en función de facilitar las cosas, por lo general muestro los más sencillos, toda vez que la intención es aclarar, no oscurecer.

En este artículo voy a referirme de manera muy superficial y telegráfica, a casos ya tratados, y que muchos lectores podrían no darles importancia; pero quieran o no, son los más comunes. Lo más llamativo de todo esto es que quienes siempre incurren en esos deslices, son personas que tienen la obligación moral de poseer un manejo sobresaliente del lenguaje escrito y oral.

Es triste y lamentable que periodistas y educadores, con contadas y honrosas excepciones que se distinguen muy fácilmente, no sepan reconocer las palabras por la índole de la entonación, es decir, agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas. No exagero al hacer esa sustentada, pues las redes sociales están plagadas de casos en los que, por ejemplo, la intención era decir «esta», «este», y por desconocimiento y descuido aparece «está», «esté». Muchos se lo atribuyen al teléfono; pero eso no justifica la pifia, pues aunque sea un contenido muy personal, se debe tener presente que, por muy informal que sea, usted es ante todo comunicador y/o educador, sobre quien recae la responsabilidad moral de manejar con relativa facilidad el tema gramatical y lingüístico. El teléfono no tiene la culpa de que usted no sepa que «esta» funge de adjetivo y pronombre demostrativo, con su correspondiente masculino y plural; en tanto que «está» es una forma del verbo estar en pasado. Si usted, que es comunicador social o educador y no sabe eso, debería hacer un alto en sus ocupaciones y darle un repaso a lo que le enseñaron en primaria y en secundaria. ¡El teléfono no corrige, solo indica las opciones.

Lo del gerundio, tema al que le dedico varios artículos, pareciera que no hay manera de hacer entender que para su uso adecuado, es fundamental saber que existe una regla elemental. Aunque pudiera ser un tema escabroso, si se le presta la debida atención, podrá sacársele el mayor provecho. Debe tenerse presente que constituyen gerundio todas aquellas palabras terminadas en «ando» y «endo»: hablando, cantando, gozando; yendo, viniendo, escribiendo, etc.

Para que su uso sea adecuado deberá haber simultaneidad, inmediatamente anterior o posterior a la acción principal. Por ser algo que merece mayor dedicación, con el venidero artículo podrá disiparse las dudas, siempre y cuando, repito, se le preste la debida atención.

En cuanto a los signos de puntuación, sobresale la coma, a la que muchos ignoran, y hasta se han atrevido a afirmar que ya no existe. Es por eso que solo por adivinación u otro recurso podrá entenderse lo que otros desean comunicar. Sobre esto también volveré a hablarles el sábado que viene.

La mayoría de los contenidos informativos y publicitarios que a diario aparecen en las redes sociales, están minados de letras mayúsculas necesarias. En la escritura cotidiana ocurre por desconocimiento; mientras que en publicidad existe la falsa creencia de que en mayusculas se llama mayor atencion.

Estimo que la mejor manera de hacerse sentir, es lograr un trabajo que no viole las reglas y que se distinga por su creatividad. ¡Eso es publicidad, lo demás podría ser un disparate!


sábado, 7 de enero de 2023

O rey y el emérito

 

David Figueroa Díaz 


 07/01/2023

Los últimos días del año que acaba de finalizar estuvieron marcados por dos hechos que fueron noticia y que seguirán ocupando espacios en los medios de comunicación social, amén de comentarios en el día a día del mundo, por la relevancia de los protagonistas: uno, emblema del fútbol; el otro, de la Iglesia católica.

Muchos seguidores de ambos personajes estuvieron pendientes de la evolución de su estado de salud, que fue deteriorándose de manera acelerada.

El fallecimiento de Edson Arantes do Nascimento (el Rey Pelé) y de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI), sin dudas sorprendió al mundo, aunque muchos se habían resignado al desenlace, dado el largo período de convalecencia de los dos, que empeoraba y presagiaba el final. Fueron y serán dos grandes figuras, cuya impronta permanecerá como tinta indeleble.

Para alguien que no ha sido futbolista ni conocedor de doctrinas cristianas ni de ninguna índole, le será difícil exaltar las bondades de Pelé y del papa Benedicto XVI, so pena de omitir aspectos significativos, por lo que solo repetiré lo que otros han dicho.

El primero está reconocido como uno de los mejores futbolistas y deportistas del mundo, con base en su brillante trayectoria. El segundo procuró poner en práctica «el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural; la familia fundada entre hombre y mujer; la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común». Aclaro que el entrecomillado no tiene sentido irónico, sino la indicación de que es una cita textual, que en este caso la tomé de una reseña en Google.

Ahora, de lo que sí puedo hablarles con cierta holgura, es del aspecto gramatical y lingüístico, en el que me desenvuelvo con relativa facilidad, y por eso hoy comentaré algo sobre los apelativos del futbolista y del pontífice.

Algunas personas creen que cuando se habla de «o rey» se hace de forma exclamativa o admirativa, pues desconocen que el artículo determinado masculino en portugués es «O», con el que pueden construirse frases como: «o gato», «o suco», «o povo», «o garfo», etc., que en español equivalen a «el gato», «el jugo», «el pueblo», «el tenedor».

Existe en Portugal una ciudad costera llamada Oporto, cuyo nombre original es Porto (Puerto); pero por la unión inevitable de la conjunción coordinante «O» y el sustantivo «porto», derivó en Oporto, que en español es El Puerto. En esa localidad lusitana existe un puente sobre el río Duero (Doro en portugués), llamado María Pía, que fue construido por Theóphile Seyrig y Gustave Eiffel, este último, epónimo de la monumental torre parisina, ícono de los franceses.

Para que la frase «o rey» tenga sentido exclamativo, deberá ser ¡Oh, rey!, determinada por los signos correspondientes y por la coma vocativa. Entiéndase por coma vocativa, el elemento que el hablante usa para llamar la atención del interlocutor y aislarlo del resto de la oración: «Muchachos, ustedes son excelentes trabajadores». De esto he hablado en varias oportunidades, por lo que por ahora solo les recordaré que el vocativo puede ir al principio de la frase (como en el ejemplo mostrado), en medio o al final.

A raíz de la renuncia al papado, Benedicto XVI comenzó a ser llamado emérito, y algunas personas creen que eso se debió a un grado o una denominación exclusiva de la Iglesia católica, o que fue un deseo personal del pontífice, habida cuenta de que emerito o emerita son nombres propios. Se le da el nombre de emérito a la «persona que se ha retirado de un empleo o cargo y disfruta algún premio por sus buenos servicios». Es por eso que existen profesores eméritos, rectores eméritos, obispos eméritos, etc. Es una manera elegante de distinguir su condición. Benedicto XVI (2013) y Gregorio XII (1415) han sido los únicos que han renunciado al papado, según Wikipedia.

Y ya que les he hablado de papas, estimo prudente destacar que según la RAE, en la serie de los pontífices y reyes se utilizan los números romanos, que deberán ser leídos como ordinales hasta el diez, aunque la docta institución aclara que este (el diez) puede leerse también como cardinal: décimo/diez. A partir del diez la numeración será cardinal: Juan XXIII (veintitrés), Luis XVI (dieciséis), Benedicto XVI (dieciséis).


¡Rubio, el «hispano» del momento!

Por: David Figueroa Díaz   16/11/2024 La comidilla del momento en muchos estratos del ámbito...