Médico de Cabecera y Santo Sanador

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domingo, 29 de octubre de 2023

¡Evite errores mayúsculos y minúsculos! (1)

 


Por

David Figueroa Díaz 


28/10/2023

Siempre he dicho que muchos de los artículos publicados en este espacio de divulgación periodística surgen de sugerencias y peticiones que de manera regular recibo por diversas vías.

En el selecto grupo al que semanalmente le hago llegar mi publicación semanal, hay periodistas, educadores, locutores, publicistas, abogados, médicos, ingenieros y gente que no es profesional universitaria, pero se esmeran por escribir bien y hablar de mejor manera, aunque habrá otros a los que no les preocupe mejorar.

Esas sugerencias y esas peticiones me facilitan el trabajo de selección de los temas, me permiten evidenciar que este esfuerzo no ha sido en vano y, por supuesto, me honran. ¡Gracias por esa deferencia!

En el selecto grupo al que aludo en el párrafo anterior está la periodista venezolana Cynthia Higuera, quien en varias ocasiones me ha manifestado lo útil que le han sido los temas sobre los que ha leído desde que comenzó a ser asidua seguidora de esta publicación.

Me pidió que le reenviara un artículo escrito por mí no sé cuándo ni dónde está, relacionado con el uso y el abuso de las letras mayúsculas; pero para mí fue más fácil volver a escribir sobre ese asunto, a manera de repaso y con el deseo de disipar las dudas que hayan quedado, tanto de ella, como de los que se preocupan por mejorar cada día su expresión escrita y oral. Cynthia se preocupa, y por eso ha marcado la diferencia. ¿Quiénes más podrán decir lo mismo?

El uso de letras mayúsculas innecesarias se ha convertido en un vicio casi indesarraigable. Hay personas que a todo le colocan mayúscula, como si con eso pudieran impactar al lector. Ignoran que el exceso aja y envilece la escritura, además de que evidencia poca preocupación por hacer un buen uso del lenguaje que emplean, o desconocimiento, en el peor de los casos.

Es justo y necesario destacar que en cuanto al uso de mayúsculas hay mucha ambigüedad, sobre todo en las explicaciones que ofrece la Real Academia Española, que deberían ser simplificadas; pero hay otras que son sencillas de manejar. A ello se une el criterio de muchos autores que, quizás con la intención de facilitar la comprensión, las han condensado en grupos; pero han generado muchas confusiones. Es frecuente leer: «Los cinco, los ocho, los diez y hasta los cincuenta, usos más frecuentes de las mayúsculas».

Para esta entrega he seleccionado ejemplos tomados de algunos blogs y publicaciones que aparecen en Google, con el deseo de contribuir con la disipación de las dudas. ¡Espero que le saquen el mayor provecho; esa es la finalidad! Les aclaro que algunos los adapté a la realidad venezolana.

Se debe tener presente que no se usa letra mayúscula al comienzo de una palabra para escribir los meses del año, estaciones y días de la semana, excepto si forman parte del nombre, como Viernes Santo, barrio 23 de Enero. Los gentilicios también deben ir con inicial minúscula: rioplatense, español, acarigüeño, regiomontano, guanariteño, vegabajeño etc.

Es prudente acotar que muchas personas no saben lo que es el gentilicio, y por eso creen que se refiere a mucha gente. Gentilicio es el nombre que se le da a persona o cosa personificada, de acuerdo con su lugar de origen. En tanto que gentío es grupo, muchedumbre, multitud: «Luego de los disparos, un gentío se refugió en el salón de convenciones». ¡Téngalo claro, y no se le ocurra decir gentido, porque la puede pasar muy mal!

Los nombres de entidades o de organismos cuando se usan de forma genérica, van con inicial minúscula; pero con mayúscula cuando se menciona el nombre propio: «La prueba de acceso a la universidad, es un requisito sine cua non»; «La Universidad Central de Venezuela es la máxima casa de estudios de ese país».

Los puntos cardinales cuando se usan para indicar la orientación o la dirección de un sitio: «Los países del norte de Europa»; pero deberá escribirse: «Corea del Norte», Corea del Sur», «Norte de Santander», etc.

Estas son las formas que considero más sencillas, y por tal razón creo que no habrá complicaciones para asimilarlas, aunque el venidero sábado le daré continuación al tema, no sin antes repasar la entrega anterior. Espero que con esta primera entrega de esta serie, que no sé cuántas serán, pueda haber mayor claridad en cuanto al uso de mayúsculas y minúsculas.


domingo, 22 de octubre de 2023

¡Descubrimiento por siempre!

 

Por:

David Figueroa Díaz  


14/10/2023

Hay acontecimientos históricos, geográficos y de otras naturalezas, de los que, por mucho que pasen los años, nunca dejará de hablarse. Ha habido y habrá polémicas per saecula saeculorum, pues cada quien tratará de imponer su criterio, y eso no es cuestionable.

Lo inquietante y que hasta pudiera ser detestable, es que muchas de esas controversias obedecen más a caprichos, que a hechos comprobables e irrefutables.

Los más sobresalientes, en mi opinión, son el arribo de Cristóbal Colón a costas americanas y la llegada del hombre a la Luna.

Los antiyankis aseguran que la célebre foto que se convirtió en el ícono de ese hecho histórico, fue tomada en un estudio fotográfico de Hollywood. Lo cierto es que de eso, que sepa yo, no se ha mostrado un argumento sólido que desvirtúe lo que hasta ahora ha sido el hecho, lo digo una vez más, uno de los más sobresalientes del siglo veinte.

Ha habido otros que han generado y aún generan polémicas, menos publicitados, como la muerte de Manfred von Richthofen, célebre piloto de la Primera Guerra Mundial, más conocido como el Barón Rojo. Unos aseguran que un piloto inexperto, que ni siquiera estaba autorizado para volar, mediante una sorprendente maniobra, desapareció de la vista del Barón, y segundos después ametralló la nave de este, luego de lo cual, se precipitó a tierra.

Otros sostienen que fue derribado desde tierra. Sobre esto último, el canal de televisión estadounidense History Chanel ha proyectado una especie de dramatización mediante adelantos tecnológicos, del momento en que supuestamente fue baleado desde tierra el avión Fokker Dr.I.

Otro acontecimiento que ha generado controversias es la muerte de John F. Kennedy. La historia oficial señala como autor material a Lee Harvey Oswald; pero hay quienes lo niegan, además de que cuestionan algunos detalles sobre ese hecho que conmovió al mundo.

Pero lo que en mi opinión es una polémica que con el transcurrir de los años pareciera avivarse, es sin dudas lo que ocurrió el 12 de octubre de 1492, lo cual ha dado pie varios cambios de nombre, escogidos a la conveniencia de quienes ostenten el poder.

Desde mi época de estudiante de primaria e incluso de secundaria, se hablaba de Día de la Raza. Luego se le llamó Encuentro de dos Mundos. Ahora, en Venezuela y quizás en otras naciones de gobierno socialista, se le llama Día de la Resistencia Indígena, lo cual no tiene nada de cuestionable.

Lo que sí es debatible y que ha sido el detonante de las controversias, es que muchas personas, por desconocimiento, por chauvinismo u otra causa, se han empeñado en negar que hubo descubrimiento. Para defender su tesis, se basan en que para el momento de la llegada de Colón, ya esta realidad geográfica hoy llamada América, existía.

Ese es un argumento muy simplón, pues la condición sine qua non para que algo sea descubierto, es que exista, pues de lo contrario es imposible. Cuando se dice, por ejemplo, que la Policía descubrió a los autores del hecho, sin dudas que los autores debieron existir.

El mismo criterio se aplica para otros casos, como los que se dedican a explorar las capacidades y habilidades (cazatalentos) de los seres humanos, como músicos, cantantes, atletas e intelectuales, entre otros. Si en esos músicos, cantantes, atletas e intelectuales no existiera talento, jamás podrían ser descubiertos, por la sencilla razón de que solo se descubre lo que existe. ¡No hay otra manera!

Los detractores del descubrimiento dicen que no podrá llamársele de esa manera, porque hubo muertes y desolación, lo cual es cierto; pero no es suficiente para negar que lo ocurrido el 12 de octubre de 1492, fue un descubrimiento. No soy historiador ni pretendo serlo; pero las muertes y la desolación creo que no llegaron con el descubrimiento, sino con la Conquista, que es un proceso histórico muy diferente.

Podrán colocarle el nombre que mejor les parezca; pero el asunto no es un cambio de nombre, sino un acontecimiento histórico que, para bien o para mal, desde el punto de vista del hecho en sí, fue un descubrimiento doble además, pues por un lado los forasteros descubrieron a los nativos, y estos a los forasteros. ¡Ah, que a usted y a mí nos cause indignación el ultraje, la humillación y la matanza de seres inocentes, eso es otra cosa!

No tengo temor de que alguien, con intenciones de darme lecciones de historia y de nacionalismo, me diga que no hubo descubrimiento y me tilde de apátrida, como se escucha hoy día. Una cosa es cuestionarlo y otra es demostrarlo. Eso de que no nos descubrieron porque ya existíamos, es un argumento muy pobre ¡No se les olvide!


martes, 10 de octubre de 2023

Por:

David Figueroa Díaz 

10/07/2023

En el artículo de la semana pasada me referí al vicio en el que se ha convertido la supresión de la preposición «A», en casos en los que está precedida por el verbo hacer en infinitivo, como por ejemplo, «vamos a hacer una cosa» ; «qué vamos a hacer», ya muchos lectores, entre ellos el profesor José Vásquez Manzano, les agradó el enfoque que le di al tema. Siempre trato de que los lectores saquen el mayor provecho de este aporte semanal. De lo contrario no tendría sentido.

Con el profesor Vásquez Manzano, lo he dicho en reiteradas ocasiones, suelo intercambiar opiniones acerca de las impropiedades gramaticales y lingüísticas más comunes en los medios de comunicación social y en el habla cotidiana. Sus inquietudes en ese aspecto han sido plasmadas muchas veces en este trabajo de divulgación periodística, lo cual agradezco, pues me ha facilitado la terea de seleccionar los temas por publicar.

Les dije además, que la causa de la mayoría de los despropósitos, según la opinión de muchos expertos, tiene su origen en el mal manejo de las preposiciones. Por eso, a manera de refrescamiento, les di una breve definición y una enumeración de las más usadas. Cité el caso del «vaso de agua», expresión que muchos no se atreven a usar, por temor a que algún sabidillo del idioma español, que los hay por montones, con inusitado regocijo y «autoridad», les diga que es incorrecto, pues los vasos no están construidos de agua. ¡Muy pobre, ese argumento!

Para seguir en la misma onda de la semana pasada, les mostraré varios ejemplos del uso de la preposición «DE», algunos tomados de una publicación en Google y otros adaptados por quien esto escribe, con el deseo de que, quien sepa, repase; y quien no sepa, aprende. Esa es la finalidad de estos temas, que comenzaron a publicar el 12 de noviembre de 1994. O sea, en este año se cumplirán veintinueve.

La preposición mencionada puede indicar muchas cosas, que conviene manejar con relativa facilidad, en función de llamar las cosas por su nombre.

Se usa para señalar posesión, propiedad o parentesco: «Este es el libro de Marta»; «Esa canción es de Marcela Gándara»; «Ese es el hermano de Lucía». Indica el material con el que están construidas las cosas: «Ayer comimos en platos de peltre»; «anillos de oro; «cadenas de plata», «vasos de cartón», sillas de plástico. Contenido: «Una copa de vino y una paella». Temas: «un libro de inglés», «una guía de términos médicos». Momento o un punto de origen en el tiempo: «Yo trabajo de lunes a viernes». Horario: «de 3.00 a 5.00». Punto de origen o procedencia en el espacio: «Ese avión viene de Madrid». Modo: «Hoy estás de mal humor, ¿verdad?»

La preposición «DE» también se usa para referir el uso de algunos objetos: «máquina de coser», «máquina de escribir», «aguja de bordar». Se debe tener presente que cuando se une con el artículo determinado «EL, se contrae en una sola palabra: «DEL». Podrá utilizarse para describir o identificar: «La chica del pelo largo y de la chaqueta azul» o: «La de la mochila azul», en alusión a una canción que popularizó el cantante mexicano Pedrito Fernández.

Del uso de esa proposición para indicar contenido, es de donde surge la polémica por la que el bendito vaso de agua, expresión que a muchos les parece incorrecta, y sin más ni más se atreven a corregir a los ellos consideran que están equivocados. Sin darte cuenta de que los equivocados son otros.

Cuando se dice un plato de sopa, una copa de champán, una taza de café, y por supuesto, un vaso de agua, no se alude al material con que están construidos los recipientes, sino a lo que cabe en ellos. De modo pues que, no existir deberán dudas ni temor de pedir un vaso de agua, que es una expresión válida, consistente en la cantidad exacta de agua que cabe en un vaso. ¿Así o más claro?

Con esa sencilla explicación, sobre todo la del vaso, usted podrá repeler el ataque de aquellos que solo se aprendió uno o dos usos de la preposición «DE», y por eso se creen con el derecho de corregir a los equivocados. No tienen argumentos sólidos, por lo que siempre sacan la peor parte cuando de lenguaje se trata. ¡Ese es el riesgo de hablar de lo que no se sabe!


¡Rubio, el «hispano» del momento!

Por: David Figueroa Díaz   16/11/2024 La comidilla del momento en muchos estratos del ámbito...