Médico de Cabecera y Santo Sanador

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sábado, 18 de enero de 2025

Lenguaje técnico y habla popular.

Por

David Figueroa Díaz 


18/01/2025

En cada profesión u oficio existen palabras y expresiones que permiten una comunicación que habrá de ser efectiva entre quienes lo ejerzan, lo cual no tiene nada de cuestionable.

Los médicos, los abogados, los ingenieros, los periodistas, los educadores y otros profesionales, tienen sus palabras y expresiones para comunicarse entre ellos. Lo criticable es que se emplea de manera incontrolada y por demás abusiva, como si el común de la gente tuviera la obligación de conocerlas.

No tendría nada de malo que un periodista o cualquier ciudadano los conozca y sepa usarlos.

Recientemente, el colega periodista Héctor González Burgos, compañero de estudios en la siempre recordada Universidad Católica Cecilio Acosta, me sugirió que escribiera un comentario acerca del lenguaje que se empela en los reportes que de manera regular entregan los cuerpos de seguridad del Estado a sus autoridades, y que es el mismo que recibe los medios de comunicación.

Héctor, lo he dicho en reiteradas ocasiones, es un periodista que se distingue por la pulcritud de sus contenidos informativos, en los que muestra un lenguaje sencillo, sin rebuscamientos, con mucha seriedad y profesionalismo, lo cual ha sido el aval para hacerse acreedor de premios importantes. Es, al igual que yo, un apasionado por el buen decir, y de manera regular intercambiamos impresiones relacionadas con las impropiedades más frecuentes en los medios de comunicación y en el habla cotidiana.

Me envió la reproducción textual, por vía de WhatsApp, de una relación de actividades (informe) llevadas a cabo por un organismo de prevención en el estado Cojedes, Venezuela, en el que aparecen términos que solo ellos (los integrantes del audido organismo seguridad) Podrán entender, ya eso, con el mayor de los respetos, voy a referirme.

En una parte del contenido que me facilitó Héctor puede leerse: «Se procedió a realizar un rescate, Atención (sic) paramédica y traslado a cinco personas las cuales se encontraban atrapadas en el interior de una vivienda Improvisada tipo rancho: debido a un enjambre de Heminotero desorientadas las mismas se ubicaron ubicadas en un tubo estructural de un tanque de agua aéreo».

Y en otro dice: «…a la ciudadana Katerin Casadiego de 25 años todos presentando IDX: Síndrome Anafilatico recibidos por la doctora de guardia Yenifer coronel…». ¡Vaya usted a saber qué quisieron decir!

Definitivamente, ese contenido es, como se dice en Venezuela: un arroz con mango, expresión que se refiere a una situación confusa, enredada o sin sentido lógico, como consecuencia del escaso dominio del lenguaje escrito de quien intentó redactarlo o del que lo escribió, que de paso se identifica como general de Bomberos y licenciado, no se sabe en qué. ¡Por lo menos en lenguaje no lo es!

Hay errores como para plasmarlos en una antología sobre lo que no debe escribirse, pues no solo contiene términos de la jerga médica y de la de servicios de emergencia que muy pocos conocen, sino que está plagado de errores ortográficos, en los que solo un niño. de cuarto grado de primaria podría incurrir.

En el primer fragmento hay mayúsculas mal utilizadas, falta de tilde en varias palabras, omisión de la coma, palabra mal escrita, como heminotero, que debía ser himenóptero, además de que, al ser una palabra de género masculino, debía concordar en número con el adjetivo que la califica: himenóptero desorientado.

Y en el segundo la situación es más graciosa aún, pues aparte de una abreviatura de la terminología médica (IDX), que al común de los mortales le sería muy difícil saber de qué se trata, hay dos mayúsculas innecesarias, y la coma no aparece. por ningún lado, además de que a la frase Síndrome Anafilactico y la falta de tilde en anafiláctico. Pareciera que la doctora fue la que estuvo afectada por el síndrome mencionado.

Al redactor del malhadado texto le hubiera quedado mejor escribir enjambre de abejas, que Heminotero desorientadas, diagnóstico, en vez de IDX; y reacción antialérgica, antes que Síndrome Anafilactico.

Y no es que no puedan ser utilizados términos de la jerga de profesiones y oficios; el asunto es que deben escribirse bien; y segundo, debería explicarse el significado, si la intención es informar; pero si la razón es mostrar buen manejo del lenguaje, con esos errores no es posible lograr el objetivo.


domingo, 12 de enero de 2025

¡Entre gerundio y gerundio!


Por 

David Figueroa Díaz  


11/01/2025

El artículo de la semana pasada, ideado con la finalidad de mostrar la diferencia entre sexo y género, fue objeto de manifestaciones de agradecimiento y de comentarios elogiosos, que agradezco altamente.

Muchas personas lograron despejar la duda, y eso me complace, pues el objetivo de este trabajo de divulgación periodística es que, las personas cuya ocupación habitual es el lenguaje escrito y oral, puedan adquirir las herramientas para deshacerse de esos vicios que ajan y envilecen la escritura y la expresión oral.

Sin embargo, quedan las que no logran entender y las que creen que ambos vocablos podrán utilizarse indistintamente en un mismo contexto. Lo cuestionable es que quienes se aferran a eso último, no tienen un argumento sólido que pueda convalidar su «teoría».

Lo lamentable es que quienes defienden la sinonimia de sexo y género, son personas que estimadas como poseedoras de un buen manejo del aspecto gramatical y lingüístico, entre esas, comunicadores sociales, educadores y otros profesionales que escriben y actúan ante el público de manera regular, como locutores, conferencistas, predicadores y otros.

A los que aún mantienen la duda, les recalco que lo que define si un ser vivo es macho o es hembra, es el sexo, no el género. Deberán persuadirse de que los seres humanos tienen sexo; y género, las palabras y las cosas inanimadas.

De lo que también deben convencerse, es de que esa afirmación no es un capricho mío; es algo que se deduce si lee con atención la definición que de ambas palabras muestra el DLE (Diccionario de la Lengua Española).

A propósito del gerundio

El uso y abuso del gerundio es uno de los casos que a lo largo de treinta años he expuesto de manera reiterada, y afortunadamente ha habido avances significativos; pero al igual que lo de sexo y género, quedan muchos resabios.

De buenas a primeras podría parecer complicado; pero si se le presta la debida atención, podrá notarse que no lo es. Para aprender a usarlo correctamente, es necesario valorar la importancia de escribir bien, para lo cual -como he dicho muchísimas veces-, no es necesario ser catedrático del idioma español.

Gerundio es la forma impersonal del verbo, que se distingue en las palabras terminadas en «ando» y «endo»: amando, buscando, cantando, describiendo, escribiendo, cociendo, emprendiendo, etc.

Esta es la forma más sencilla de definirlo, pues no quiero entrar en honduras gramaticales que pudieran complicar el asunto, y que más de uno pudiera quedar in albis.

Existen reglas que, si se leen y se aplican, el mito de la complejidad del gerundio desaparecerá.

Para que esté bien utilizado el gerundio, algunos autores señalan que deberá haber simultaneidad o anterioridad a la acción principal. Lo de la anterioridad ha sido asimilado a posteridad casi inmediata.

En Venezuela, y a lo mejor en otros países de habla hispana, hay un ejemplo de mal uso del gerundio que se ha mantenido per saecula saeculorum, y que siempre uso cuando hablo de gerundio: «El antisocial huyó siendo capturado al día siguiente».

Los cronistas de sucesos no han podido entender que entre la acción de huir y ser detenido no hay simultaneidad ni posteridad casi inmediata, por lo que esa palabra en gerundio (siendo) está mal utilizada. Lo adecuado sería: «El antisocial huyó, y fue capturado al día siguiente».

En la amplia gama de casos de mal uso, hay otro que aparece muy frecuentemente en crónicas de personajes, sobre todo cuando se muestran datos biográficos, como, por ejemplo: «Simón Bolívar nació en Caracas, casándose con María Teresa del Toro Alayza…». Visto de esa manera, significaría que el Genio de América nació y se casó a la vez, lo cual es un absurdo. Lo correcto sería: casó (se casó) o contrajo nupcias.

Así sucede en casi todos los relatos de ese estilo, pues los autores, por descuido o por desconocimiento, no se percatan de que para que el gerundio esté bien utilizado, lo digo una vez más, debe haber simultaneidad o posteridad casi inmediata con la acción principal, que estará determinada por el verbo principal.

Si yo escribo: «El alumno entró al aula de clases dando un portazo», ese dando (gerundio) está bien utilizado, pues la acción de llegar y de dar el portazo ocurrieron casi al mismo tiempo. Y si escribo: «El borracho llegó cantando rancheras», también está bien utilizado, toda vez que las acciones de llegar y cantar ocurrieron al mismo tiempo. ¿Vieron que no es difícil?

 

sábado, 4 de enero de 2025

Sexo y género

Por:

David Figueroa Díaz    


El comienzo de un nuevo año conlleva muchas cosas, entre ellas la continuación de tareas que no pudieron completarse en el año que ha terminado, o emprender otras que habían sido concebidas y planificadas para ser ejecutadas en el ciclo que supone la llegada de un nuevo período.

Y como dice el coro de una vieja canción navideña de una legendaria orquesta venezolana: «Año nuevo, vida nueva».

En el año que acaba de concluir, aunque hubo varias ocasiones en las que, por diversas razones, no me fue posible publicar el acostumbrado artículo sabatino, sentí la satisfacción del deber cumplido, ya que hubo personas a las que les fue muy provechoso este aporte semanal, pues a decir de ellas, han disipado muchas dudas y han adquirido gran soltura en escribir bien y en hablar de mejor manera. ¡Eso me satisface y me motiva a continuar aportando elementos para un mejor uso del idioma español!

Ratifico mi compromiso de mantener este trabajo de divulgación periodística, que solo es y será interrumpido por motivos de fuerza mayor; pero estaré siempre en la mejor disposición de sortear los obstáculos para tratar de no faltar a la cita de los sábados.

Habrá temas nuevos y otros nada nuevo, pues por la persistencia en las impropiedades de lenguaje en los medios de comunicación y en el habla cotidiana, siempre será oportuno volver sobre temas ya tratados, como el de hoy, del que no llevo la cuenta de las veces que lo he abordado. ¡Ahí voy!

Antes, hace ya varios años, creía que la confusión en cuanto al uso inadecuado de los vocablos sexo y género era exclusivo de Venezuela; pero hoy puedo afirmar que no es así, a juzgar por el lenguaje que se emplea en los doblajes al español de producciones de canales estadounidenses para Hispanoamérica.

No sé si aparte de Chile habrá otro país en el que haya empresas que se dedican a hacer ese tipo de trabajo; pero el de Chile está plagado de vicios que, inclusive, se han conquistado en la habla del común de los hablantes de esta parte del mundo. Con esto no quiero decir que el problema haya surgido en ese país sureño; pero es una fuente inagotable de propagación del mal.

Hoy es difícil que en Venezuela y en cualquier otra nación de la América hispana se usen las palabras sexo y género de manera adecuada. Es posible que haya excepciones; pero hasta ahora no han aparecido, por lo menos en lo que he percibido. Ello ocurre porque muchos periodistas, locutores, publicistas, educadores y otros profesionales no se han percatado de que sexo es una categoría biológica, y género, de acuerdo con la definición que aparece en el DLE, es sinónimo de tipo, especie, categoría, variedad. , apartado, etc. Es «grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico».

Si se lee con atención el enunciado anterior, copiado textualmente de la versión electrónica del diccionario mencionado, podrá notar que ambos términos no son sinónimos, y en virtud de lo cual no podrán usarse indistintamente. Puede ser que en inglés u otro idioma, sexo y género sean la misma cosa; pero en español no. Esa diferencia es la que no ha sido captada, y por eso se los usa de manera inadecuada.

Sexo, lo digo otra vez, es una categoría biológica, íntimamente relacionada con los seres vivos; en tanto que género se circunscribe a lo social, a lo cultural o a otro aspecto que no sea el de los seres vivos. Lo que determina si un ser vivo o en cualquier estado es macho o es hembra, es el sexo, no el género. Género tienen las palabras y las cosas inanimadas.

Ahora, ¿por qué algunas personas cuando se refieren a los seres vivos, hablan de género y no de sexo? Hay dos razones: la primera es porque creen que sexo y género son sinónimos. La otra razón, asociada a la anterior, es porque, aun cuando lo tengan claro, evitan hablar de sexo, pues como generalmente se asocia más con el acto carnal que con su categoría biológica, entonces prefieren no pronunciar la palabra mencionada, que se ha vuelto tabú, para evitar críticas y controversias.

Yo prefiero llamar las cosas por su nombre. ¿Y usted?

Artículo y nombre

Por David Figueroa Díaz  05/04/2025 Una de las fuentes inagotables de dudas y despropósitos, aparte de las que siempre menciono en este trab...