Por
David Figueroa Díaz
En este nuevo año ratifico mi compromiso de seguir en procura de un mejor uso del idioma español mediante mis artículos semanales en este importante medio de comunicación que ha sido fundamental para que mis aportes lleguen a más personas en varios países, lo cual es un gran honor que comparto con los amables lectores que me siguen y me estimulan con manifestaciones de afecto. Para ellos mis sinceros deseos porque 2019 esté pleno de paz y de realizaciones en todos los órdenes de la vida.
correctores ortográficos
Me complace observar que los más recientes artículos han sido valorados con un considerable número de vistas (visitas) en las redes sociales y en el portal de este periódico digital, lo cual me estimula a seguir adelante a pesar de las dificultades a las que he tenido que hacerle frente. ¡Gracias!
Si alguien que es usuario habitual de las redes sociales, ducho en el manejo de un teléfono inteligente, figura pública, profesional universitario y no se ha preocupado por saber que las palabras por la índole de la entonación se clasifican en agudas, graves, esdrújulas y sobresdrújulas, siempre será objeto de críticas, de cuestionamientos severos y en muchos casos, de burlas, pues la gramática y la ortografía son un asunto elemental que es impartido en todos los niveles de la educación, por lo que no es aceptable que una persona que haya estudiado, aun sin haberse graduado, no sepa cuándo una palabra lleva tilde y cuándo no.
No se necesitan profundos conocimientos gramaticales para escribir medianamente aceptable; pero es indispensable conocer lo básico de la acentuación, de los signos de puntuación y la naturaleza de algunas palabras, pues de lo contrario la noble intención de comunicar y de ser útil podría quedar desvirtuada.
Muchos creen que la computadora y el teléfono inteligente corrigen los errores, y por eso redactan textos y escriben mensajes confiados en que estos quedarán impecables. Ante eso se debe tener cuidado, dado que no es una corrección propiamente dicha, sino una advertencia para que el usuario revise el contenido. Cuando se escribe una palabra que no está en diccionario de la computadora o del teléfono o está mal escrita, inmediatamente aparece un subrayado en rojo con una línea en zigzag, como señal de alerta. A veces, cuando la falta de ortografía es muy elemental, la palabra es sustituida automáticamente.
Si se comienza a escribir, por ejemplo, “vicicleta”, “behículo”, “cervesa”, “naturalesa”, “jente”, al terminar de teclear, el procesador de palabras las sustituye por las correctas, o a veces quedan subrayadas, lo cual ofrece la opción de eliminarlas o agregarlas al diccionario. El subrayado en verde que muestra el computador fue ideado para señalar faltas de sintaxis, que por lo general no son tales, sino un criterio diferente del que aplica la Real Academia Española y que aún no logro entender. Es justo reconocer que esa raya verde es muy útil para evitar faltas de concordancia, siempre que se sepan distinguir.
Es fundamental tener claro lo que son las palabras por la índole de la entonación, pues el supuesto corrector de la computadora o del teléfono puede ser fuente de una escritura defectuosa. Cuando se escribe “invito”, “bailo”, “canto”, “saludo”, “busco”, “salto”, “brinco”, etc., el procesador de palabras las coloca en pasado: “invitó”, “bailó”, “cantó”, “saludó”, “buscó”, “saltó”, “brincó”. Solo con conocimientos sobre la acentuación de palabras se puede evitar el despropósito.
Es de suma importancia reconocer la diferencia entre acento y tilde, pues allí está el meollo de la mayoría de las impropiedades relacionas con el caso. Se debe tener presente que toda palabra, con excepción de los monosílabos, llevan acento; pero no todas llevan tilde. Existe el acento diacrítico; pero eso es materia para otra entrega.
No está demás recalcar que el acento es la mayor expresión de voz con la que se destaca una sílaba; en tanto que la tilde es una representación gráfica, que en el idioma español, a diferencia de otras lenguas romance, como el francés y el portugués, es única.
Por esas y por otras razones, es importante el sentido común, fiel compañero y gran aliado en esto de tratar de escribir con propiedad. Se debe tener presente que, ni la computadora ni el teléfono corrigen, solo advierten, y por eso les recomiendo que tengan cuidado con la línea roja.
Médico de Cabecera y Santo Sanador
sábado, 5 de enero de 2019
¡LA LINEA ROJA ES UN PELIGRO!
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