Luego de los sucesos del 30 de abril del presente año en Venezuela, Jorge Rodríguez, ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información de ese país, publicó en Twitter un mensaje en el que cuestionó la actuación y la actitud de Juan Guaidó, lo cual no tiene nada de extraordinario en un país en donde la situación política tiene como escenario las redes sociales, que son utilizadas para el cuestionamiento y el insulto.
Los oficialistas atacan a los opositores, y estos a los partidarios del gobierno, en medio de una “lluvia” de palabras y expresiones en las que sobresalen las descalificaciones, a veces de forma directa y otras con eufemismos.
Hoy les hablaré del polémico tuit de Jorge Rodríguez; pero antes respondo una interesante inquietud de la colega y amiga periodista venezolana Juana Inés Molina, respecto de la utilización del punto o espacios en números de más de tres cifras. La Rae (Real Academia Española) establece que la separación debe hacerse con espacios y no con punto, aunque todavía se sigue usando este último, pues muchos redactores lo prefieren, toda vez que los espacios pueden dar lugar a datos inexactos. ¡Yo uso el punto!
A todas esas, lo de la docta institución es una recomendación, y como tal, se toma o se deja. Lo que sí es prudente tener en cuenta es que nunca se debe separar con espacios o con el punto la expresión numérica de los años, y por eso no debe escribirse 2.019, sino 2019.
Respecto a los políticos
Al querer desmentir la suspensión de las actividades escolares, anunciada por un sector de la oposición, Rodríguez escribió: “Mañana hay clases. El vago de Guaidó no haya qué hacer para ocultar su desastre y enmascarar el descalabro de sus mentiras, principalmente todo lo que le prometió a los gringos”.
El gazapo no pasó inadvertido e inmediatamente las redes sociales estuvieron invadidas por descalificaciones hacia el mencionado ministro, no por el contenido semántico ni semiótico que pudiera tener el mensaje, propio de alguien que maneja con relativa facilidad el lenguaje que emplea, sino por una impropiedad en la que incurrió, que se ha hecho muy frecuente, sobre todo en personas a las que sería impensable encontrarles un error ortográfico, máxime si se trata de funcionarios, aunque un error lo comete cualquiera. Lo decente es admitirlo y tratar de no volver a incurrir el él.
Después de las críticas, Jorge Rodríguez reescribió el mensaje, eliminó el error y utilizó otras palabras.
Cualquier lector descuidado no notará que en la citada publicación hay algo que vale la pena comentar en aras de aclarar las dudas. El conocido siquiatra y ministro utilizó haya en lugar de halla. Pudo haber tenido un lapsus calami o simplemente ignora que ambos vocablos son homófonos, es decir, suenan igual, se escriben diferente y tienen un significado distinto. La gama de palabras con esas características es bastante amplia, y conviene revisarla en virtud de evitar equívocos.
De errores como ese están plagadas las redes sociales, ante lo cual siempre es necesario hacer recomendaciones con la finalidad de que los usuarios tomen conciencia de la importancia de escribir con propiedad. Es prudente recalcar que haya es del verbo haber: “Quien lo haya visto, que lo diga”; en tanto que halla es la forma del verbo hallar (encontrar), conjugado bien en la tercera persona del singular del presente de indicativo, bien en la segunda persona del singular de imperativo: “Fulano de tal no halla (no encuentra) la manera de comunicarse con sus familiares que están en el exterior”.
En el caso del cuestionado tuit del ministro Jorge Rodríguez, lo correcto habría sido: “Mañana hay clases. El vago de Guaidó no halla (no encuentra) qué hacer para ocultar su desastre y enmascarar el descalabro de sus mentiras, principalmente todo lo que le prometió a los gringos”.
Frecuentemente aparecen en las redes sociales recursos nemotécnicos que nos recuerdan que haya es haber, y halla es encontrar. Esto, aunque parezca una nimiedad, es importante tenerlo presente a la hora de redactar, para no incurrir en impropiedades, de esas que denuncian desconocimiento. No basta escribir, sino hacerlo de la mejor manera, y para tal fin no es necesario ser individuo de número de la Real Academia Española
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