Indudablemente que el acontecimiento del momento es el coronavirus o COVID-19, como también se le llama, junto con los efectos devastadores que ha producido en varios países de África, América, Asia, Europa y no sé si en Oceanía.
Ha dado mucho para hablar y escribir. La OMS ha dictado varias medidas de prevención, que en muchos lugares han sido acatadas y otros no, pues algunas personas piensan que lo del coronavirus es una maniobra política, utilizada para dominación.
En Venezuela, país de Sudamérica agobiado por una terrible crisis, las opiniones están divididas entre quienes creen en su existencia y se preocupan por no contraer el mal, y los que lo niegan a toda costa. Sin embargo, esta última tendencia se ha ido revirtiendo, dado que en los días más recientes ha aumentado considerablemente la cantidad de casos y decesos, lo cual ha hecho que los que antes no creían, ahora sí creen. Muchos de esos han contraído el mal. Al momento de redactar este artículo, había más de ocho mil casos y más de setenta fallecimientos.
En las horas más recientes han sido noticia el gobernador del estado Zulia, Omar Prieto; y Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente y figura importante dentro del PSUV, que es el partido oficialista. Ellos en sus cuentas de Twitter anunciaron que dieron positivo en las PCR que les fueron practicadas, lo cual habla por sí solo de que el coronavirus no es cosa de juego, dado que si llegó hasta las altas esferas del poder, en donde es de suponer que existe menos posibilidad de contagio, no es descartable que penetre con mayor ímpetu en los estratos medios y bajos de la sociedad venezolana.
Una manera de evitarlo es convencerse de su existencia y acatar las medidas preventivas: usar tapaboca, lavarse constantemente las manos y evitar aglomeraciones.
Pero no es de COVID-19 de lo que quiero hablarles propiamente, pues no soy científico, ni médico, ni trabajo en el sector Salud. Solo soy periodista, lingüista, y por eso quiero mostrarles algunas impropiedades que aparecen en los medios de comunicación social, que me han llamado la atención. Espero que con este aporte se disipen algunas dudas y sirva de elemento para un debate sano, de ideas que permitan llamar las cosas por su nombre, aunque la Fundéu de manera oportuna publicó claves para una mejor redacción, que no dejan lugar a dudas.
Se ha vuelto frecuente la frase «caso positivo de COVID-19», utilizada por periodistas de gran prestigio, de medios y agencias no menos prestigiosas, lo que, de buenas a primeras no tendría nada de raro ni de malo; pero si se revisa con atención, se encontrará que hay una impropiedad que conviene conocer, en función evitar que se arraigue en el vocabulario, aunque por lo visto, ya se ha vuelto común. No está ni estará demás hacer observaciones, en virtud de que los profesionales de la Comunicación Social se persuadan de la importancia y provecho de escribir medianamente aceptable, sin pretensiones de aparecer como catedráticos.
Es impropio hablar de «caso positivo» de COVID-19, porque simple y llanamente no existe uno que sea negativo. Algo parecido sucede con la expresión «quórum reglamentario», que se ha convertido en una especie de comodín para las personas que se encargan de verificar y anunciar la existencia del número de participantes que establece el reglamento de funcionamiento de los cuerpos colegiados, necesario para aprobaciones desaprobaciones.
Con frecuencia se oye: «Ciudadano secretario, sírvase verificar si hay quórum reglamentario», y este responde: «Si hay quórum reglamentario, señor presidente». El quórum, al igual el COVID-19, existe o no existe. Ahora, se puede decir que fulano de tal dio positivo (o negativo) en la prueba, y eso es otra cosa.
La palabra pandemia también es utilizada de manera incorrecta, pues algunos piensan que esta es la enfermedad como tal. Ha habido ocasiones en las que a ambos vocablos se los utiliza como si fuesen sinónimos. La palabra pandemia es aplicable cuando una enfermedad se extiende a varios países, como el caso de COVID-19, que se ha expandido por varios continentes, dejando a su paso muerte y desolación.
En Venezuela comienza a preocupar el aumento exponencial casos y decesos de los días más recientes, y por eso el Gobierno Nacional ha radicalizado las medidas preventivas, en función de evitar que la situación se le torne incontrolable. Es fundamental que los ciudadanos se convenzan de que la COVID-19 existe, ante el cual es necesario cuidarse.
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