Médico de Cabecera y Santo Sanador

Médico de Cabecera y Santo Sanador
ES DURO, PERO TU PUEDES...QUITA LA PANDEMIA

domingo, 12 de enero de 2025

¡Entre gerundio y gerundio!


Por 

David Figueroa Díaz  


11/01/2025

El artículo de la semana pasada, ideado con la finalidad de mostrar la diferencia entre sexo y género, fue objeto de manifestaciones de agradecimiento y de comentarios elogiosos, que agradezco altamente.

Muchas personas lograron despejar la duda, y eso me complace, pues el objetivo de este trabajo de divulgación periodística es que, las personas cuya ocupación habitual es el lenguaje escrito y oral, puedan adquirir las herramientas para deshacerse de esos vicios que ajan y envilecen la escritura y la expresión oral.

Sin embargo, quedan las que no logran entender y las que creen que ambos vocablos podrán utilizarse indistintamente en un mismo contexto. Lo cuestionable es que quienes se aferran a eso último, no tienen un argumento sólido que pueda convalidar su «teoría».

Lo lamentable es que quienes defienden la sinonimia de sexo y género, son personas que estimadas como poseedoras de un buen manejo del aspecto gramatical y lingüístico, entre esas, comunicadores sociales, educadores y otros profesionales que escriben y actúan ante el público de manera regular, como locutores, conferencistas, predicadores y otros.

A los que aún mantienen la duda, les recalco que lo que define si un ser vivo es macho o es hembra, es el sexo, no el género. Deberán persuadirse de que los seres humanos tienen sexo; y género, las palabras y las cosas inanimadas.

De lo que también deben convencerse, es de que esa afirmación no es un capricho mío; es algo que se deduce si lee con atención la definición que de ambas palabras muestra el DLE (Diccionario de la Lengua Española).

A propósito del gerundio

El uso y abuso del gerundio es uno de los casos que a lo largo de treinta años he expuesto de manera reiterada, y afortunadamente ha habido avances significativos; pero al igual que lo de sexo y género, quedan muchos resabios.

De buenas a primeras podría parecer complicado; pero si se le presta la debida atención, podrá notarse que no lo es. Para aprender a usarlo correctamente, es necesario valorar la importancia de escribir bien, para lo cual -como he dicho muchísimas veces-, no es necesario ser catedrático del idioma español.

Gerundio es la forma impersonal del verbo, que se distingue en las palabras terminadas en «ando» y «endo»: amando, buscando, cantando, describiendo, escribiendo, cociendo, emprendiendo, etc.

Esta es la forma más sencilla de definirlo, pues no quiero entrar en honduras gramaticales que pudieran complicar el asunto, y que más de uno pudiera quedar in albis.

Existen reglas que, si se leen y se aplican, el mito de la complejidad del gerundio desaparecerá.

Para que esté bien utilizado el gerundio, algunos autores señalan que deberá haber simultaneidad o anterioridad a la acción principal. Lo de la anterioridad ha sido asimilado a posteridad casi inmediata.

En Venezuela, y a lo mejor en otros países de habla hispana, hay un ejemplo de mal uso del gerundio que se ha mantenido per saecula saeculorum, y que siempre uso cuando hablo de gerundio: «El antisocial huyó siendo capturado al día siguiente».

Los cronistas de sucesos no han podido entender que entre la acción de huir y ser detenido no hay simultaneidad ni posteridad casi inmediata, por lo que esa palabra en gerundio (siendo) está mal utilizada. Lo adecuado sería: «El antisocial huyó, y fue capturado al día siguiente».

En la amplia gama de casos de mal uso, hay otro que aparece muy frecuentemente en crónicas de personajes, sobre todo cuando se muestran datos biográficos, como, por ejemplo: «Simón Bolívar nació en Caracas, casándose con María Teresa del Toro Alayza…». Visto de esa manera, significaría que el Genio de América nació y se casó a la vez, lo cual es un absurdo. Lo correcto sería: casó (se casó) o contrajo nupcias.

Así sucede en casi todos los relatos de ese estilo, pues los autores, por descuido o por desconocimiento, no se percatan de que para que el gerundio esté bien utilizado, lo digo una vez más, debe haber simultaneidad o posteridad casi inmediata con la acción principal, que estará determinada por el verbo principal.

Si yo escribo: «El alumno entró al aula de clases dando un portazo», ese dando (gerundio) está bien utilizado, pues la acción de llegar y de dar el portazo ocurrieron casi al mismo tiempo. Y si escribo: «El borracho llegó cantando rancheras», también está bien utilizado, toda vez que las acciones de llegar y cantar ocurrieron al mismo tiempo. ¿Vieron que no es difícil?

 

sábado, 4 de enero de 2025

Sexo y género

Por:

David Figueroa Díaz    


El comienzo de un nuevo año conlleva muchas cosas, entre ellas la continuación de tareas que no pudieron completarse en el año que ha terminado, o emprender otras que habían sido concebidas y planificadas para ser ejecutadas en el ciclo que supone la llegada de un nuevo período.

Y como dice el coro de una vieja canción navideña de una legendaria orquesta venezolana: «Año nuevo, vida nueva».

En el año que acaba de concluir, aunque hubo varias ocasiones en las que, por diversas razones, no me fue posible publicar el acostumbrado artículo sabatino, sentí la satisfacción del deber cumplido, ya que hubo personas a las que les fue muy provechoso este aporte semanal, pues a decir de ellas, han disipado muchas dudas y han adquirido gran soltura en escribir bien y en hablar de mejor manera. ¡Eso me satisface y me motiva a continuar aportando elementos para un mejor uso del idioma español!

Ratifico mi compromiso de mantener este trabajo de divulgación periodística, que solo es y será interrumpido por motivos de fuerza mayor; pero estaré siempre en la mejor disposición de sortear los obstáculos para tratar de no faltar a la cita de los sábados.

Habrá temas nuevos y otros nada nuevo, pues por la persistencia en las impropiedades de lenguaje en los medios de comunicación y en el habla cotidiana, siempre será oportuno volver sobre temas ya tratados, como el de hoy, del que no llevo la cuenta de las veces que lo he abordado. ¡Ahí voy!

Antes, hace ya varios años, creía que la confusión en cuanto al uso inadecuado de los vocablos sexo y género era exclusivo de Venezuela; pero hoy puedo afirmar que no es así, a juzgar por el lenguaje que se emplea en los doblajes al español de producciones de canales estadounidenses para Hispanoamérica.

No sé si aparte de Chile habrá otro país en el que haya empresas que se dedican a hacer ese tipo de trabajo; pero el de Chile está plagado de vicios que, inclusive, se han conquistado en la habla del común de los hablantes de esta parte del mundo. Con esto no quiero decir que el problema haya surgido en ese país sureño; pero es una fuente inagotable de propagación del mal.

Hoy es difícil que en Venezuela y en cualquier otra nación de la América hispana se usen las palabras sexo y género de manera adecuada. Es posible que haya excepciones; pero hasta ahora no han aparecido, por lo menos en lo que he percibido. Ello ocurre porque muchos periodistas, locutores, publicistas, educadores y otros profesionales no se han percatado de que sexo es una categoría biológica, y género, de acuerdo con la definición que aparece en el DLE, es sinónimo de tipo, especie, categoría, variedad. , apartado, etc. Es «grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo, entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico».

Si se lee con atención el enunciado anterior, copiado textualmente de la versión electrónica del diccionario mencionado, podrá notar que ambos términos no son sinónimos, y en virtud de lo cual no podrán usarse indistintamente. Puede ser que en inglés u otro idioma, sexo y género sean la misma cosa; pero en español no. Esa diferencia es la que no ha sido captada, y por eso se los usa de manera inadecuada.

Sexo, lo digo otra vez, es una categoría biológica, íntimamente relacionada con los seres vivos; en tanto que género se circunscribe a lo social, a lo cultural o a otro aspecto que no sea el de los seres vivos. Lo que determina si un ser vivo o en cualquier estado es macho o es hembra, es el sexo, no el género. Género tienen las palabras y las cosas inanimadas.

Ahora, ¿por qué algunas personas cuando se refieren a los seres vivos, hablan de género y no de sexo? Hay dos razones: la primera es porque creen que sexo y género son sinónimos. La otra razón, asociada a la anterior, es porque, aun cuando lo tengan claro, evitan hablar de sexo, pues como generalmente se asocia más con el acto carnal que con su categoría biológica, entonces prefieren no pronunciar la palabra mencionada, que se ha vuelto tabú, para evitar críticas y controversias.

Yo prefiero llamar las cosas por su nombre. ¿Y usted?

¡Entre gerundio y gerundio!

Por  David Figueroa Díaz   11/01/2025 El artículo de la semana pasada, ideado con la finalidad de mostrar la diferencia entre sexo y género...