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domingo, 22 de octubre de 2023

¡Descubrimiento por siempre!

 

Por:

David Figueroa Díaz  


14/10/2023

Hay acontecimientos históricos, geográficos y de otras naturalezas, de los que, por mucho que pasen los años, nunca dejará de hablarse. Ha habido y habrá polémicas per saecula saeculorum, pues cada quien tratará de imponer su criterio, y eso no es cuestionable.

Lo inquietante y que hasta pudiera ser detestable, es que muchas de esas controversias obedecen más a caprichos, que a hechos comprobables e irrefutables.

Los más sobresalientes, en mi opinión, son el arribo de Cristóbal Colón a costas americanas y la llegada del hombre a la Luna.

Los antiyankis aseguran que la célebre foto que se convirtió en el ícono de ese hecho histórico, fue tomada en un estudio fotográfico de Hollywood. Lo cierto es que de eso, que sepa yo, no se ha mostrado un argumento sólido que desvirtúe lo que hasta ahora ha sido el hecho, lo digo una vez más, uno de los más sobresalientes del siglo veinte.

Ha habido otros que han generado y aún generan polémicas, menos publicitados, como la muerte de Manfred von Richthofen, célebre piloto de la Primera Guerra Mundial, más conocido como el Barón Rojo. Unos aseguran que un piloto inexperto, que ni siquiera estaba autorizado para volar, mediante una sorprendente maniobra, desapareció de la vista del Barón, y segundos después ametralló la nave de este, luego de lo cual, se precipitó a tierra.

Otros sostienen que fue derribado desde tierra. Sobre esto último, el canal de televisión estadounidense History Chanel ha proyectado una especie de dramatización mediante adelantos tecnológicos, del momento en que supuestamente fue baleado desde tierra el avión Fokker Dr.I.

Otro acontecimiento que ha generado controversias es la muerte de John F. Kennedy. La historia oficial señala como autor material a Lee Harvey Oswald; pero hay quienes lo niegan, además de que cuestionan algunos detalles sobre ese hecho que conmovió al mundo.

Pero lo que en mi opinión es una polémica que con el transcurrir de los años pareciera avivarse, es sin dudas lo que ocurrió el 12 de octubre de 1492, lo cual ha dado pie varios cambios de nombre, escogidos a la conveniencia de quienes ostenten el poder.

Desde mi época de estudiante de primaria e incluso de secundaria, se hablaba de Día de la Raza. Luego se le llamó Encuentro de dos Mundos. Ahora, en Venezuela y quizás en otras naciones de gobierno socialista, se le llama Día de la Resistencia Indígena, lo cual no tiene nada de cuestionable.

Lo que sí es debatible y que ha sido el detonante de las controversias, es que muchas personas, por desconocimiento, por chauvinismo u otra causa, se han empeñado en negar que hubo descubrimiento. Para defender su tesis, se basan en que para el momento de la llegada de Colón, ya esta realidad geográfica hoy llamada América, existía.

Ese es un argumento muy simplón, pues la condición sine qua non para que algo sea descubierto, es que exista, pues de lo contrario es imposible. Cuando se dice, por ejemplo, que la Policía descubrió a los autores del hecho, sin dudas que los autores debieron existir.

El mismo criterio se aplica para otros casos, como los que se dedican a explorar las capacidades y habilidades (cazatalentos) de los seres humanos, como músicos, cantantes, atletas e intelectuales, entre otros. Si en esos músicos, cantantes, atletas e intelectuales no existiera talento, jamás podrían ser descubiertos, por la sencilla razón de que solo se descubre lo que existe. ¡No hay otra manera!

Los detractores del descubrimiento dicen que no podrá llamársele de esa manera, porque hubo muertes y desolación, lo cual es cierto; pero no es suficiente para negar que lo ocurrido el 12 de octubre de 1492, fue un descubrimiento. No soy historiador ni pretendo serlo; pero las muertes y la desolación creo que no llegaron con el descubrimiento, sino con la Conquista, que es un proceso histórico muy diferente.

Podrán colocarle el nombre que mejor les parezca; pero el asunto no es un cambio de nombre, sino un acontecimiento histórico que, para bien o para mal, desde el punto de vista del hecho en sí, fue un descubrimiento doble además, pues por un lado los forasteros descubrieron a los nativos, y estos a los forasteros. ¡Ah, que a usted y a mí nos cause indignación el ultraje, la humillación y la matanza de seres inocentes, eso es otra cosa!

No tengo temor de que alguien, con intenciones de darme lecciones de historia y de nacionalismo, me diga que no hubo descubrimiento y me tilde de apátrida, como se escucha hoy día. Una cosa es cuestionarlo y otra es demostrarlo. Eso de que no nos descubrieron porque ya existíamos, es un argumento muy pobre ¡No se les olvide!


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