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martes, 12 de junio de 2018

VARIOS CASOS DE DUDAS FRECUENTES

     Las redes sociales surgieron como una expresión del indetenible paso del tiempo, que demanda nuevas tecnologías y recursos para mejorar la comunicación, propiciar encuentros instantáneos e intercambiar información, en función de contribuir con el desarrollo de la sociedad y mejorar la calidad de vida. Los expertos en el tema aseguran que estas trasforman estilos de vida, determinan algunas prácticas y crean un nuevo vocabulario, amén de otras bondades; pero tienen la desventaja de crear confusión y acentuar el desconocimiento, sobre todo cuando no se manejan con la debida moderación.   Existen quienes las utilizan con malas intenciones, y las aprovechan para destilar odio, para la ofensa, para la calumnia y otras actitudes malsanas. En materia del lenguaje, la cosa es particularmente interesante, dado que algunas personas, basadas en que son un espacio para la libre expresión del pensamiento, escriben unas barbaridades que evidencian su desconocimiento en lo tocante a la escritura. Paralelo a ello, muchas personas de manera regular aportan ideas para el debate y soluciones para casos de dudas e impropiedades frecuentes.

     Hoy voy a referirme a varios casos que me han sido planteados por algunos amigos usuarios habituales de Facebook y Twitter, que han entendido que nunca se termina de aprender, y en virtud de ello no han tenido ningún problema en admitir sus dudas. He recibido inquietudes sobre si es lícito usar primeramente con sentido de adverbio de tiempo o de orden; sobre el uso de mayúsculas y minúsculas, de las palabras concejo y consejo, de la diferencia entre oír y  escuchar, ver y mirar, amén de otros interesantes asuntos que demuestran que, a pesar de las debilidades, hay un marcado interés por contribuir con el mejoramiento del lenguaje oral y escrito. En cada oportunidad respondí brevemente, y en este artículo lo haré de manera más amplia, con la finalidad de disipar las dudas.  

     En el caso de primeramente, sin complicaciones gramaticales, es prudente aclarar que sí se puede usar sin riesgo de incurrir en error, seguido de segundamente, terceramente y cuartamente, etc.  Ahora, se debe tener presente que esa es una forma anticuada, ante la cual muchos redactores optan por no usarla y apelan a “en primer lugar”,  “en segundo lugar”, “en tercer lugar” y “en cuarto lugar”, respectivamente; pero de allí a que sea error, hay un abismo, toda vez que lo anticuado no tiene nada que ver con lo ilícito. Muy frecuente es la expresión “primeramente Dios”, que pondera la supremacía de Jehová, que con el perdón de los que no creen, es el creador del cielo y de la tierra.  

     Lo de mayúsculas y minúsculas es sencillo de resolver, pues bastaría con saber distinguir entre nombres propios y nombres comunes, para usarlas adecuadamente. Algunos le colocan mayúsculas a todo lo que se les antoja, sobre todo cuando se trata de saludos. Es frecuente leer comunicaciones como: “Reciba un saludo Revolucionario, Patriota, Antiimperialista, Socialista y profundamente Chavista”. No tiene ningún sentido escribir esos calificativos con inicial mayúscula, que además de empalagosos, falsos y adulantes, son muestra de una escritura defectuosa.

     En cuanto a concejo y consejo se debe tener presente que el único que se escribe con “C” es el municipal. De paso, se incurre en redundancia cuando se habla o se escribe “Concejo Municipal del municipio Guanarito”, por ejemplo, pues al ser municipal (escrito con C), debe sobrentenderse que es del municipio. El origen de la “C” para el concejo municipal está en la Reconquista española, “proceso histórico en que los reinos cristianos de la Península Ibérica buscaron el control peninsular en poder del dominio musulmán”. Edil es sinónimo de concejal, aunque en Colombia, no sé por cuál razón, concejal es una cosa, y edil, otra, pero  ambos son propios del municipio como división del poder.  Cabe acotar que el puesto que ocupa un concejal, un legislador estadal  o un miembro de la Asamblea Nacional, es una curul y no un curul, como se lee y se escucha corrientemente.    
    
      Los verbos oír y escuchar; ver y mirar, tienen una sutil diferencia que conviene conocer e identificar para usarlos adecuadamente. Oír es una acción inconsciente, es decir, refleja; en tanto que escuchar es voluntaria. El mismo criterio se aplica a ver y mirar. Se puede oír sin escuchar y ver sin mirar. 

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